Maertens decidió presentar el concepto a su amigo de la universidad, un ingeniero químico nativo de Luxemburgo llamado Dr. Funck. Juntos, crearon la primera suela con cámara de aire. Para alegría de Maertens, los zapatos mitigaron el dolor que padecía en sus articulaciones: estaba caminando sobre el aire, literalmente.
Pero nadie en Alemania quedó impresionado por la idea. Al menos, no al principio. Sin perder el ánimo, y con una fe absoluta en su invención, Maertens y Funck comenzaron a producir sus zapatos con cámara de aire en una pequeña caseta al borde de un lago, rodeados de los libros y trabajos universitarios de Funck.
Durante un tiempo, el negocio no dio para poner comida en la mesa de ninguna de las dos familias, pero, poco a poco, fueron consiguiendo nuevos clientes gracias al boca a boca. Su calzado revolucionario, duradero y muy cómodo comenzó a venderse solo. A medida que fueron recibiendo más y más pedidos, la casa en la que comenzaron se fue convirtiendo en un barracón.
En 1952, solo un par de años después de que Maertens tuviese que ser rescatado en avión en los Alpes, los dos doctores ya tuvieron que abrir una fábrica en Múnich para comenzar a producir sus nuevos zapatos a escala industrial. Siete años después, recibieron la llamada de Bill Griggs, un zapatero de Northampton, Inglaterra. La suela con cámara de aire se convirtió en la base de la bota 1460. Estaba todo listo para que Dr. Martens saliese a escena.
Pero nadie en Alemania quedó impresionado por la idea. Al menos, no al principio. Sin perder el ánimo, y con una fe absoluta en su invención, Maertens y Funck comenzaron a producir sus zapatos con cámara de aire en una pequeña caseta al borde de un lago, rodeados de los libros y trabajos universitarios de Funck.
Durante un tiempo, el negocio no dio para poner comida en la mesa de ninguna de las dos familias, pero, poco a poco, fueron consiguiendo nuevos clientes gracias al boca a boca. Su calzado revolucionario, duradero y muy cómodo comenzó a venderse solo. A medida que fueron recibiendo más y más pedidos, la casa en la que comenzaron se fue convirtiendo en un barracón.
En 1952, solo un par de años después de que Maertens tuviese que ser rescatado en avión en los Alpes, los dos doctores ya tuvieron que abrir una fábrica en Múnich para comenzar a producir sus nuevos zapatos a escala industrial. Siete años después, recibieron la llamada de Bill Griggs, un zapatero de Northampton, Inglaterra. La suela con cámara de aire se convirtió en la base de la bota 1460. Estaba todo listo para que Dr. Martens saliese a escena.